martes, 26 de febrero de 2013

                          Osteopatía en elefantes

La elefante Wendi junto a Tony Nevin. El osteópata británico trata animales silvestres desde hace dos décadas.Fotos: gentileza Tony Nevin
La elefante Wendi junto a Tony Nevin. El osteópata británico trata animales silvestres desde hace dos décadas.
Fotos: gentileza Tony Nevin
 
 

La pequeña Wendi quedó en estado de shock cuando vio morir a su madre y no conseguía respirar normalmente. Fue sólo gracias a la ayuda de un osteópata pionero que logró superar el trauma y crecer normalmente



La historia de Wendi, una elefante bebé en Kenia, es una de las que más recuerda Tony Nevin, quien durante dos décadas ha viajado por el mundo tratando todo tipo de lesiones en animales silvestres.

Todo comenzó cuando Nevin, quien hasta entonces sólo tenía pacientes humanos, ofreció sus servicios en un centro de rescate cercano a su casa en Inglaterra para ayudar a un tejo enfermo que no respondía a ningún tratamiento.

Desde entonces, Nevin ha sanado desde elefantes hasta aves, murciélagos, rinocerontes y pitones. Y la clave suele estar, según dijo a BBC Mundo, en las emociones.

Presión con las manos


"Los elefantes bebés huérfanos muchas veces han visto morir a su madre. Debido al shock el diafragma se endurece, lo que les impide respirar normalmente. El sistema digestivo y otros órganos también sufren" Tony Nevin
 

"En el caso de elefantes bebé que han quedado huérfanos, muchas veces han visto morir a su madre a manos de cazadores furtivos o depredadores. Este shock tiende a manifestarse en la forma en que endurecen el diafragma, la cabeza y toda la mandíbula. Literalmente se congelan", señaló Nevin.

La tensión en el diafragma hace que no respiren normalmente y esto acaba afectando a todo el sistema digestivo, impidiéndoles alimentarse adecuadamente o responder a tratamientos convencionales con medicinas. Algunos animales no sobreviven, otros viven afectados toda la vida.

"Es una reacción reflejo, similar a la que sufrimos los seres humanos en casos de shock. En el tratamiento utilizamos nuestras manos y usamos las mismas técnicas que aprendemos en los cursos básicos para tratar a personas".

Se trata de afinar, como en el caso de un instrumento, el sistema nervioso central, es decir el cerebro y la espina dorsal, dijo el osteópata a BBC Mundo. Colocando suavemente las manos sobre el paciente y trabajando con su respiración puede cambiarse el estado del diafragma, "soltando la presión cuidadosamente como si se tratara de aflojar una banda elástica".


Nevin tratando una elefante adulta en Tailandia
Con diferentes tipos de presión, Nevin envía mensajes al sistema nervioso central del animal.
 


"A medida que el elefante inspira y expira yo altero la presión con mis manos, enviando mensajes a la espina dorsal para aumentar el comunicación con el diafragma. También puedo usar puntos de presión en la mandíbula que ayudan a relajar los músculos de esta zona del cuerpo".

Nevin asegura que "es algo similar a lo que sucede con una persona, cuando está muy tensa y aprieta los dientes".

Ejerciendo diferentes presiones con sus manos al acompañar la respiración del animal, Nevin reestablece la comunicación entre los músculos y el sistema nervioso central "que sabe cómo funcionar normalmente, el problema es el estado de shock".

La pneumonía es otra condición que puede afectar a elefantes huérfanos, que no cuentan con la protección del cuerpo de su madre. "Los elefantes no pueden toser, pero con ciertos movimiento se puede lograr que el fluido suba desde los pulmones para ser expulsado".

Cambio dramático


Tony Nevin con una pitón
"Las pitones también tienen tensión en sus músculos".

Algunos elefantes responden a un único tratamiento y otros requieren varias sesiones. En zoológicos en Inglaterra, Nevin también utiliza cámaras infrarrojas que muestran en una pantalla los problemas en el flujo sanguíneo.

El resultado puede ser dramático. "Se ve un gran cambio en el comportamiento y la personalidad. Recuerdo un caso en Tailandia, de una elefante adulta, Dah, que estaba aterrorizada por todo, por los ruidos de la ciudad, por el bosque. Sólo seguía unida de la trompa a sus compañeros".

Dah trabajaba arrastrando troncos, pero cuando el gobierno de Tailandia prohibió la exportación de algunas maderas preciosas, los elefantes quedaron "desempleados" y fueron llevados a Bangkok para trabajar con los turistas.

"Luego de dos semanas pudimos tratarla y liberar la tension en su cuerpo. El cambio fue dramático, solo quería jugar. Tanto los cuidadores como yo teníamos los ojos llenos de lágrimas".

Privilegio


Las técnicas utilizadas son similares en el caso de otras especies. "Es como si se tratara de una computadora. Es necesario hacer un reboot del sistema nervioso y hay muchas técnicas diferentes para hacerlo".

Nevin junto a elefantes bebés huérfanos
Nevin junto a bebés huerfanos en Kenia.

Lo mismo sucede con las pitones que Nevin trata mientras dos personas que sujetan a la serpiente "para que no se enrolle alrededor de mi cuerpo". "Las pitones también tienen tensión en sus músculos".

El interés por la osteopatía de animales está creciendo y dos universidades, en Gales y en Londres, ya ofrecen cursos de posgrado. El osteópata espera algún día poder trabajar con grandes felinos u otras especies en América Latina.

Para Nevin, una de las mayores satisfacciones de su trabajo es "tener el privilegio de trabajar con animales silvestres, que cuando están sanos rechazan cualquier contacto, pero cuando están enfermos me permiten que me acerque".

Otra gran alegría para el osteópata británico es que los animales tratados vuelvan al medio silvestre, como Wendi.

"Cuando la traté tenía apenas tres semanas y estaba con pneumonía. Siete años después yo estaba en un lago en el Parque Nacional Tsavo en Kenia con varios bebés huérfanos, cuando se acercó un grupo de elefantes adultos. Uno de ellos se dirigió inmediatamente hacia mí y comenzó a olerme de pies a cabeza para sorpresa de los cuidadores del parque, que me preguntaron atónitos si conocía al animal".

"¿Tiene siete años?, les pregunté. "Sí", me respondieron, "y se llama Wendi".

"Fue uno de los momentos más emotivos de mi vida".

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