jueves, 17 de enero de 2013






PRIMER PRINCIPIO: LA ESTRUCTURA GOBIERNA LA FUNCIÓN

Para A. Still, la estructura representa las diferentes partes del cuerpo. El ser humano está considerado como un todo unido e indivisible. Estas estructuras son tanto los huesos, como los músculos, las fascias, las vísceras, las glándulas, la piel, etc…
La función es la actividad de cada una de sus partes, tales como la función respiratoria, la función cardíaca, la función digestiva, etc.
El desarrollo de la enfermedad no es posible cuando esta estructura es armónica. Es el desorden lo que provoca el origen de las enfermedades. Las relaciones entre estructuras y funciones se aplican a todos los elementos del cuerpo.
Todo problema muscular, articular, etc, provoca tarde o temprano, si no se cura, un problema orgánico. Ejemplo: Algunos problemas de las vértebras lumbares pueden desencadenar disfunciones intestinales.
“La enfermedad es el resultado de anomalías anatómicas a las que sigue el trastorno fisiológico”, escribía Still.
‘Structure Govern the Function'

SEGUNDO PRINCIPIO: LA UNIDAD DEL CUERPO

A. Still sitúa esta unidad a nivel del sistema miofascioesquelético. Este sistema guarda en memoria los traumatismos sufridos (memoria celular).
El individuo es un ser capaz de pensar y reaccionar guiado por sus emociones.
La medicina tradicional tiende a dividir la máquina humana en “partes” y a obviar la relación entre estos elementos y el movimiento que los impulsa. Las estructuras del cuerpo, ya sean huesos, músculos o fascias, son controladas de manera que puedan moverse en armonía, respetando el principio de la unidad de un mismo cuerpo, animado por las mismas fuerzas vitales. El alma y el cuerpo del individuo deben entenderse como un gran todo en constante interacción.
‘Machinery of life'

TERCER PRINCIPIO: LA AUTOCURACIÓN

El cuerpo humano tiene la facultad de encontrar o de recuperar su equilibrio (físico, bioquímico, mental, etc). Es lo que llamamos la homeostasis.
A. T. Still afirma que el cuerpo es capaz de autocurarse.
El cuerpo posee sí mismo, todos los medios necesarios para eliminar o para encauzar las enfermedades, siempre y cuando sus “medios” funcionen correctamente, es decir, que no haya obstáculos sobre las vías nerviosas, linfáticas o vasculares con el fin de que la nutrición celular y la eliminación de deshechos se cumplan de manera adecuada.
Considerados heréticos hace un siglo, los principios de Still se han ido verificando poco a poco. El principio de las defensas naturales del organismo, se ve confirmado día a día por las investigaciones de la inmunología, la bioquímica o la fisiología…
El tratamiento mediante la osteopatía, siempre y cuando sea bien aplicado, actúa en las vías de comunicación del cuerpo y en las estructuras, descongestionándolas y restableciendo la capacidad del cuerpo humano de reponerse por sí solo. Al recuperar la salud, el organismo asegura por completo sus aptitudes de autorregulación, autodefensa y autocuración.
Ningún terapeuta ha curado nunca a ningún paciente. Lo único que ha hecho es permitir eventualmente al organismo del paciente encontrar los recursos necesarios para crear de nuevo un equilibrio.
Como dice Viola Frymann, “no puedo curar la más sencilla de las heridas, pero puedo limpiarla y quitar los residuos, juntar los bordes e impedir la contaminación. No puedo curar la fractura, pero restableciendo una relación anatómica normal y protegiéndola de los movimientos traumáticos, proporciono a la fractura las condiciones necesarias para su consolidación. Puede ser necesario quitar un tumor o un cálculo o cualquier entidad patológica, pero una vez que la operación se ha realizado, el cirujano debe confiar en su invisible aliado en el interior del paciente para que se desencadenen los procesos de curación.

CUARTO PRINCIPIO: LA REGLA DE LA ARTERIA ES ABSOLUTA

Still decía que : “Allí donde la sangre circula convenientemente la patología encuentra gran dificultad para desarrollarse”, nuestra sangre es capaz de fabricar todos los principios útiles para asegurar la inmunidad natural contra las enfermedades. Una circulación deficiente condiciona un defectuoso estado funcional o patológico. Como consecuencia, el regreso venoso se realizará más despacio y aparecerán estasis con acumulación de toxinas.
Por un sistema de vasos tubulares que disminuyen progresivamente de diámetro, la sangre arterial es vehiculada a partir de la bomba central, el corazón, hacia cada célula del cuerpo. El sistema circulatorio debe contribuir a mantener las condiciones de salud tanto si la persona está tumbada, relajada, como si está de pie o incluso con la cabeza hacia abajo. Adapta las demandas del cuerpo, tanto si está a nivel del mar como en la alta montaña, a una temperatura moderada o extrema, durante una competición de atletismo o una actividad intelectual sedentaria.
Múltiples anomalías pueden alterar el funcionamiento de ese delicado sistema, lo que tiene serias repercusiones en el interior del cuerpo. Es el motivo por que el osteópata debe tener un buen conocimiento anatómico tanto del sistema vascular como del sistema nervioso autónomo y debe poder razonar desde la región donde se manifiesta el hallazgo patológico hasta las áreas de control autónomo, sin olvidar las regiones por las que transitan los líquidos o las informaciones nerviosas.
A ellos habría que añadir otros dos pensamientos que Still repite con vehemencia en sus cursos y escritos, y que han trascendido a la Osteopatía actual:
• Un estado funcional deficiente conducirá a una lesión orgánica, por tanto, la función anómala precede a la lesión.
Por ejemplo, una acidez gástrica, puede transformarse progresivamente en gastritis, si no se instaura ningún tratamiento. El proceso degenera en úlcera gástrica, el camino inverso no se puede dar.
• Encontrar la lesión vertebral, ajustarla y dejar hacer a la naturaleza
Still, como ingeniero mecánico, aplicando sus conocimientos médicos, descubre que la estructura mecánica del cuerpo gobierna todas las funciones del organismo. El organismo es capaz de adaptarse a cualquier situación a que le sometamos y es bien conocido que reacciona por mecanismos compensadores. Cuando la compensación llega a un límite extremo, el organismo nos avisa de que se están sobrepasando ciertos límites, pero aún así, persiste en su empeño compensatorio. Lo que se consigue con las técnicas osteopáticas es restablecer la biomecánica articular, corrigiendo el sentido de libertad articular restringida, permitiendo al organismo equilibrarse, compensando más fácilmente. 

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